viernes, 28 de enero de 2011

MICROPOEMAS IV (CONTINUACIÓN)

Ruidos, prisas, nervios, humo...,
solar de insania, insalubre,
avinagrado escabeche
en que nos sume el consumo
y, aunque el necio no sospeche,
la urbe es la gran ubre
que rezuma mala leche...

***

En cuestiones de cultura,
hay gente , si bien se mira,
que se halla a la misma altura
de las cuevas de Altamira
sin su rupestre pintura.

***

Como sufría dentera
- y la vida es agridulce -
se casó con pastelera
con mucha pasta... y solera
y además , perita en dulce.

***

En este mundo tan tuerto,
lucha el poeta en su lid,
en soledad, sin ardid,
a corazón descubierto
y, aunque predique en desierto,
tal vez gane como el Cid
batallas después de muerto.

***

Me causa tanta tristeza
ver cuerpo tan fuerte y sano
que, por su mental pereza,
es en gigante rayano,
pero enano de cabeza.

***

Gracias a cieros ingratos,
cojo copiosa cosecha
de versos... por sus maltratos,
pero ninguno sospecha
que sus críticas, desprecios...
mi tierra los aprovecha
como feraces nitratos
y así la abonan los necios.

***

Me causa tanta tristeza
ver tanto espíritu flaco
que, por su falta de altura
moral, va al altar de Baco, (1)
no al templo de la cutura. (2)

(1)Dios del vino, Baco o Dionisio.
(2)Biblioteca.

***
Adivinanza (I)

Aunque tiene algo de don
y va de entierro o de feria,
viste el lujo o la miseria
y es muy grato al comodón;
mas, por popular materia,
es de baja condición.

***
Adivinanza (II)

Ave sin pico, sin patas,
sin plumas... y un ala sola
que forma una airosa ola
de frescas brisas tan gratas
si alguien le agita la cola...

***

Cuando bajo al camposanto
del caro pueblo nativo,
allí, en directo y en vivo,
me acuasa un terrible espanto
comprobar - asunto serio -
un balance negativo:
¡el pueblo resta a sus vivos
y los suma al cementerio!

***

Era un hombre tan obeso,
tan solemne, tan formal...,
aunque locuaz en exceso,
que siempre venció al rival
con sus razones de peso...
en cualquier lidia verbal.

***

Hay tres parejas de labios
en un cuerpo de mujer:
una ,para los agravios,
para el vaso y para el beso;
dos, por razones de sexo...
¡las tres fuentes de placer!

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