("Nada es eterno")
Tal la hoja seca y ligera
de un árbol que se derrumba
cuando un huracán lo zumba
con violenta ventolera.
Así la fugaz quimera
de esta vida se nos tumba
y, de la cuna a la tumba,
va en rauda y febril carrera.
Y, aunque el amor nos hechiza
con su luminosa lumbre
que nuestro dolor suaviza,
hay siempre una certidumbre:
el amor queda en ceniza
y la vida, en podredumbre…
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