El vicio del narcisismo
sume al necio en una acracia
y, en su tenaz contumacia,
solo mira por sí mismo.
Por especial espejismo
y su eufórica falacia,
vive una vida sin gracia
donde impera el hedonismo.
Esclavo de actos reflejos
para estudiar su figura,
va siempre pidiendo espejos.
Y, en su estética postura,
va sumido en mil complejos
y no cura su” locura”…
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